La Cigarra y la Hormiga (actualizado)


.

La hormiga se pasó todo el verano trabajando como una cabrona; recogiendo grano, bichejos muertos, hojas, fruta pocha... no había sábados ni domingos. Vacaciones, ni pensarlo. Así, previendo que el invierno podría ser duro, la despensa del hormiguero acabó a rebosar ¡el sacrificio había merecido la pena!

La cigarra se pasó todo el verano cantando, de prado en prado, de fiesta en fiesta. No acopió nada, todo lo que ganaba se lo gastaba en luciérnagas y mariquitas, jugando al poker con las tijeretas y los ciempiés, esnifando polen con las avispas y bebiendo zumo de uva y de endrino con los moscones ¡no se podía imaginar una vida mejor!

Poco a poco llegó el invierno, y los bichejos empezaron a retirarse a sus madrigueras, a hibernar. Y las frutas silvestres y las semillas escasearon, y los bichos muertos ya estaban demasiado resecos. La cigarra ya no tenía a quien cantarle, ni siquiera tenía ganas de hacerlo, y la comida ya no venía tan fácil como antes.

Entonces la cigarra se acercó al hormiguero y llamó a la puerta:

- ¡Hormiga, abre, he venido a cobrar!
- ¿A cobrar?¿El qué? - preguntó la hormiga
- ¡Lo que me debes! Me he pasado todo el verano cantando, endulzando tu triste vida con mis melodías; gracias a ello, has podido recoger gran cantidad de comida. Por ello, y siendo generosa, me debes dos montoncitos de grano, quince bichos muertos (incluido, al menos, un escarabajo pelotero), diez arándanos secos y una gota de miel.
- Estás loca, cigarra. Yo no te debo nada, no te he pedido que cantaras, de hecho ni siquiera recogí la comida cerca de tí. No tengas tanta cara.
- ¡Ah! ¿Te quieres escaquear? Pues atente a las consecuencias. Voy a hacer que venga el niño cabroncete para que te pisotee todo el hormiguero, y te queme con la lupa. - dijo la bicharraca verde.

Entonces la hormiga, viendo que tenía las de perder, accedió a las demandas de la cigarra, renunciando a parte de sus ganancias. De la que estaba rapiñando lo exigido, se oyó un sonido dentro del hormiguero.

- ¿Qué es eso que se oye ahí dentro? - preguntó.
- Es el ruido del viento, que se cuela por los agujeros y hace ese silbido.
- Entonces ¿también tienes hilo musical?¿me lo estabas ocultando? Pues voy a hacer cálculos - lo que le llevó un buen rato, ya que la cigarra no tenía estudios y no tiene dedos para contar con ellos - y me debes, a razón de diez migas de pan al mes... ¡pues un par de chuscos!
- Pero ¡si el sonido del viento no lo haces tú! - alegó la hormiga.
- Tonterías, si puedes oir el silbido del viento, también pudiste oir mis cantos dentro del hormiguero, así que ¡paga y calla!

Así que la hormiga entregó todo lo que demandaba la cigarra y se volvió a su agujero, recalculando la mejor forma de afrontar los malos tiempos, con lo que le había quedado en la despensa, mientras la cobradora se iba alegre, buscando más víctimas a las que extorsionar.

Moraleja: trabaja como un cabrón, que tienes que alimentar a un montón de chupasangres.

2 Responses to “La Cigarra y la Hormiga (actualizado)”

  1. driadea says:

    para cuando nuevo cuento?????

    estoy ansiosa.

    besos

La banda sonora la pone Rubén Blades: